viernes, 22 de mayo de 2009

Me ronda la imagen de una niña...

muerta.
Aterida de frío. Con su pequeño puño cerrado. Dentro de su manita unas monedas. Junto a la otra mano el asa de una golpeada lechera que el frío ha logrado zafar de su dedos. Así se quedó, esperando a que pasase todo. Esperando que dejasen de caer bombas el frío la mató. Me duele pensar en lo sola que estaba allí, en sus últimas horas. Pero dicen que es una muerte dulce, que te quedas dormido. Espero que sea cierto, con toda mi alma, porque mientras invento recordando su imagen, una imagen inventada de una niña real muerta en una guerra, el dolor se instala en mi pecho, la lágrimas en mis ojos, por la infancia, por su inocencia, por su frío, por su sufrimiento, por su miedo, por su pequeña vida tan marcada que ha marcado la mía, 70 años más tarde.

Te estoy contando su historia para que la leas, espérame..

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