martes, 31 de agosto de 2010

me encuentro esperando recibir al resto...

de mis conciudadanos, madrileños por aquello de residir en esta provincia, comunidad, territorio español al fin y al cabo, estado español votado por todos... bueno, que me voy del asunto...
¡que ojalá agosto durase otros treinta días para saborear la mejor cara de Madrid, Madrid, Madrid... que gustazo de agosto si lo pasas en Madrid...

Nuestras vacaciones desde este año, y siempre que podamos evitarlo, no serán ya en agosto... saldremos por delante y por detrás, julio, septiembre, agosto reservado para los madriles tranquilos...

La añoranza de esas calles austrias sin prisas, de esas avenidas y puertas toledanas, o alcalaínas sosegadas, me va a durar... digamos que tengo estrées posvacacional inverso... por rizar el rizo del martilleo de los medios con el dichoso trauma de volver a la rutina...

martes, 24 de agosto de 2010

...y condenada por capital pecado

porque sí, porque con la pereza que me invade pensando que en apenas diez días estaremos metidos ya en la rutina, como si julio y agosto no hubieran existido, seguro que con las antiguas reglas mi alma estaría completamente perdida, abocada a los infiernos más abrasadores y brillantes...

Hace dos semanas que estoy trabajando, ya entré en la tercera, pero agosto es especial para esto del trabajo en nuestro país. Hay que aprovechar las pocas ventajas que da lo laboral, es decir, siempre que tengas trabajo, en este sagrado mes... y es que, aunque estés trabajando, aunque sea ese trabajo pleno de cierre de revista, pues se hace todo más tranquilo. Los alrededores no son los mismos. La gente no te llama cada cinco minutos, porque la mayoría está de vacaciones, los correos no te castigan tu bendita bandeja de entrada, sales a la calle y hay menos gente y la que hay no va con tantas prisas... y lo mejor, lo mejor para una madrileña, de provincia o de capital, es que Madrid se puede respirar, vivir, degustar...