¡Último invento: Ministerio de Coordinación/Política Territorial!
Política Territorial, otros dicen que Coordinación Territorial, hay algunos incluso, que se refieren al nuevo Ministerio como de Política Territorial, pero hablan del responsable como Ministro de Coordinación Territorial. A estas horas, las 22:10 h del 7 de abril de 2007, aún no está muy claro como denominar este nuevo invento gubernamental. Y él, el ministro, él es el único “barón” del PSOE que aún se ha de llamar así, presidente hasta ayer de la Junta de Andalucía, de la Comunidad Autónoma de Andalucía, Manuel Chaves.
Hay más cambios, pero yo, para nada experta en análisis político más allá del cotidiano sentido común de cualquier ciudadano, me he fijado especialmente en este “movimiento” de José Luis Rodríguez Zapatero, actual Presidente del Gobierno de España. Me ha saltado como me saltan las faltas de ortografía graves en un texto, me ha chillado el pilotito en la cabeza: “Coordinación/ Política territorial”.
Nuestro actual Presidente argumenta a favor de este nuevo ministerio que se impone su creación para fortalecer la “cohesión territorial”, según sus propias palabras, como eje básico en la política de enfrentar la crisis económica, lo que ha motivado la reorganización del Gabinete.
“Eje básico”, me resuena en la mente junto a las palabras “cohesión” y “coordinación”, y todo por el factor territorial, por la colaboración entre territorios, entre Comunidades Autónomas…
He de destacar la coherencia del nombramiento, por eso me chilla precisamente, por la coherencia. Porque era previsible, en la situación actual de crisis del sistema en su conjunto, era previsible que su “talante” obligara a nuestro presidente a sacarse de la manga tal pirueta. Es coherente con su manera de proceder a estos últimos cinco años. Porque tan alejada ha estado su política de esa cohesión territorial, tan en las antípodas, que ahora, sin resortes legales e institucionales para dar “marcha atrás”, se ve obligado a huir hacia adelante y inventarse el Ministerio de Coordinación/Política Territorial”. Es la muestra, bajo forma de cartera ministerial, del “corte” de conexiones” que ha sufrido el Estado español para actuar sobre su territorio a través de sus administraciones. El Estado, el Gobierno como su órgano principal, no dispone ya de conexiones con la C.C.A.A, gracias en gran medida al traspaso de competencias -de unas más que de otras- para afrontar todo lo que se nos avecina sobre este tromba que ya nos inunda, para articular las medidas necesarias en todos los ámbitos, que permitan afrontar los grandes retos que esta crisis no obliga a enfrentar, tantos los inmediatos como los no tan inmediatos pero igual de necesarios si no queremos que otro “sunami” como el actual nos vuelva a ahogar en el futuro.
La constitución prevé las líneas maestras sobre las que se asienta una organización territorial coherente, cohesionada y solidaria entre territorios. En 30 años a nadie se le ocurrió que hiciese falta un Ministerio para ir a hablar con todas la C.C.A.A para hacerles ver su propia esencia, los principios en los que se fundamentan, y de los que tanto se han ido alejando, o las han ido alejando. Ahora el Estado nombra un “mediador” entre C.C.A.A para intentar conseguir esa solidaridad entre ellas, para que colaboren en una serie de principios comunes, que más parece este ministerio y su cabeza visible, un embajador de una antigua potencia colonial enviado a negociar recursos, en tono conciliador, a sus antiguas colonias. Por supuesto, la diferencia en la comparación es abismal. Ni el Estado español actual ha explotado ni sometido férreamente a sus C.C.A.A, ni mucho menos éstas son o han sido estados independientes, aunque en mucho sus administraciones se comportan como tales -o hacen que se comporten-, alentadas por la gestión de Zapatero, y por otros gobiernos antes que él, unos por acción y otros por omisión.
Ahora necesitamos a un político curtido en mil batallas, uno de lo que mejor ha manejado, en el peor sentido de la palabra, el sistema para ir “desconectando” al Estado en la tan aclamada “descentralización” a toda costa. Justamente él es de los que mejor conocen el sistema para manejar el timón del nuevo invento, sin tener que reconocer que se enfrentan al monstruo que ellos mismos han creado. Chaves fue hombre de estado, pero donde ha destacado, por encima de todo, ha sido como hombre de C.C.A.A, como Presidente de C.C.A.A. Y es tengo la impresión que hay muchos que han estado empeñados en que a los 17 presidentes se les considerase cuasi como al del Estado. Simplemente, nuestro sistema no lo permite. Y Chaves recoge toda esa “buena tradición”.
No soy abogada, no soy legalista, no soy especialista en casi nada. Pero, por coherencia de continuidad, no le auguro mucho éxito ni al señor Chaves ni a su jefe de ahora, el señor Zapatero.
Si pudiera decir, si pudiese creer, que el jefe último de ambos es el interés de España, o el interés de los ciudadanos españoles, que viene a ser lo mismo, seguramente creería que pueden llegar a buen puerto con esta nueva nave. Aunque si ese fuera su jefe, nunca hubiéramos llegado a esta situación. Pero como creo, echando la vista atrás a estos cinco años de Gobierno de Zapatero y su corte -los “cortados” por su mismo patrón- que eso no va a suceder, pues sólo me queda esperar que hagan suyas soluciones que resultan mucho más acordes con los tiempos que a todos nos toca vivir, vengan de donde vengan.
No quiero que llegue un momento, en estos tres años que quedan hasta las siguientes elecciones generales, en que se haga necesaria una dimisión presidencial. Eso es de lo peor que le puede ocurrir al sistema, por muchas razones. No quiero que dimita Zapatero. Quiero que recobre el sentido común con mayúsculas.
Y cuando acabe en Moncloa, que se dedique a lo que seguro –ayer lo supe al verle y oírle junto a Obama- ha nacido este José Luis; para su Paz Mundial. Así, que se prodigue en todo ese tipo de foros, mejor todos aquellos de corte más bien extremista en sus actuaciones, todos aquellos en los que el objetivo justifique cualquier medio. En ese ambiente estará en su salsa. Desgraciadamente para los ciudadanos de nuestro país, ésa, la de que el fin justifica los medios, ésa que es su manera de proceder, no es la adecuada para gobernar España.
Nieves Milagros M. G.
Coord. CEL Daganzo de Arriba
Publicado en www.upyd.es
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