viernes, 25 de junio de 2010

Compatibilizar

Si, qué bonita palabra... la realidad de su significado para muchos cae, al menos en parte, en los dominios de la utopía.
La maternidad me ha lanzado de lleno a este universo de la Compatilidad de tareas -trabajo, familia, practicar mi ciudadanía-, sin embargo ya de niña recuerdo que me preguntaba de qué manera los padres y las madres podían trabajar a jornada completa (jornadas de 8 horas, la jornadas de 35 horas es una irrealidad que los sindicatos quieren arrogarse como medalla suya, subidos en el pedestal que han ido cincelándose a lo largo de, esa cifra si es cierta, 35 años de democracia).
Pero en los últimos años veo más ya más imprescindible que alguien se siente y elabore una propuesta de Compatibización, un texto fundado en principios sostenibles. El básico de ésos principios es pararnos y mirar. Y ver que el mercado laboral ha ignorado en la mayoría de los casos la paternidad-maternidad de los ciudadanos. Sí, ese mercado laboral que ahora tenemos tanto en los labios. Ese mercado que se cae a pedazos.
Por eso, por la precaridad de nuestro entorno laboral, porque ahora, la dichosa crisis, que no ha venido sino a acentuar todas carencias de nuestra economía y, aún más, de nuestra sociedad -esos fallos de los que nace esa misma crisis- por eso es necesario abordar, desde las diferentes perspertivas que entran en juego -económica, laboral, social, cultural, educacional- la cuestión de la compativilización, desde el ámbito del propio trabajador y desde el entorno laboral y social. Yo no veo que se pueda hacer de otra manera, porque el individuo es social, es ciudadano, y en esa sociedad, en esa ciudadanía es donde desarrolla su faceta de profesional y donde desarrolla, al tiempo su faceta de padre-madre.
Nótese que no hago distinciones. No pongo por encima a las madres. Dicho lo cual hay que seguir con los pies en el suelo y reconocer que al menos en los primeros años, el papel de la madre, por cuestiones "de madre naturaleza" es predominante en la crianza de los cachorros.
Advierto desde este pequeño rincón, que es imprescindible abordar esta cuestión por cuanto la familia, en sus diferentes formas, sigue siendo la base de las sociedades. Sin individuos que nazcan no hay futuro para una sociedad. Si no cuidamos las variables que juegan en criar ciudadanos sanos física y mentalmente, no tendremos una sociedad sana, una ciudadanía sana.
En los últimos años se han instaurado en nuestra sociedad valores que atacan directamente ese futuro, y donde más se ha sufrido, en la incorporación de la mujer al mercado laboral.
Si tengo suerte, si cumplo este anhelo mío, estoy segura de que muchas llamadas feministas se van a echar las manos a la cabeza.
Eso es lo menos, lo importante es que hombre y mujeres sean iguales, y todos, puedan llegar a vivir y a practicar esa igualdad de derechos disfrutando de sus diferencias y aprovechando sus capacidades individuales. Nada de ello se puede hacer si empezamos a descuidar ya en la cuna a los futuros ciudadanos.

Seguiré reflexionando otro día, mis obligaciones persona-mujer-madre-trabajadora me reclaman.

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